Una dulce obsesión. Sí eso es a lo que llamo ese estado en el que sabemos que no estamos enamorados ¿Cómo estarlo si apenas conocemos a la otra persona?¿Cómo estarlo si ha pasado demasiado poco tiempo? Exacto puesto a inventar, inventemos un término para ese estado. Dulce obsesión. El nombre es obvio. Dulce por lo gratificante que es para nosotros mismo ver a esa persona cada día, ver su sonrisa y el movimiento de su pelo bajo los rayos del sol y la suave (o no tan suave) brisa. Dulce por ese cosquilleo que nos embarga, por ese sentimiento tan calido que inunda nuestro pecho y a menudo hace que nuestro corazón comience a latir con más fuerza. Esto bien podría llamar amor pero ¿Lo es? No, yo creo que no y por eso la segunda mención. Obsesión. Exacto una obsesión por conocer cada movimiento, cada palabra y suspiro de su día a día. Somos entonces los más fieles consejeros, su oído y su hombro donde llorar, su amigo, su apoyo y también su más retorcido espía ¡Oh vamos! No digáis que no con tanta vehemencia, claro que sí.
¿Cuántos de vosotros habéis buscado su Facebook o su Twitter aun cuando no lo ibais a agregar? ¡Exacto! Lo hacemos por esa necesidad intrínseca de saber más, de conocer y lo que no conocemos imaginarlo con el más recatado de los pensamientos siempre positivos. Habéis visto sus fotos hasta la saciedad manteniendo en vuestras mentes su imagen que os parece perfecta, manteniéndola hasta que al cerrar los ojos por la noche la seguís manteniendo presente, perfecta y etérea. Eso es lo que yo llamo obsesión y no niego que sea el primer paso para el amor, pero no el definitivo. Puede que no sea amor, puede que al final se esfume con el tiempo o con una nueva obsesión pero es algo que nos mantiene felices, que nos mantiene sonriente. Es un estado realmente precioso en el cual concebimos a personas como dioses o seres perfectos, siempre prefectos ¿Quién ha encontrado un defecto en ella o en él estando en ese estado? Ni siquiera esforzándonos conseguimos ver algo que no nos encante. No es que no tenga defectos, no es que sea perfecta es solo que todos sus defectos nos parecen encantadores.
Quizás estas dulces obsesiones no lleven a ninguna parte, no lleven al amor o a tener una pareja estable pero llevan durante un tiempo a la felicidad. Una felicidad momentánea, quizás una felicidad falsa pero felicidad al fin y al cabo ¿No es eso lo que todos buscamos?¿No buscamos un motivo para levantarnos, para ser felices, para sonreír? Sin duda este podría ser el más sencillo, el más dulce. El primer o quinto escalón que nos lleva a un verdadero amor, un paso pequeño que lleva a las puertas del cielo prometido ¿No lo es?¿Acaso la promesa de encontrar el amor verdadero, nuestra media naranja no es la más antigua de nuestras esperanzas y la única que no perdemos? Dicen que lo único que quedó en la caja de Pandora fue la esperanza y yo creo que junto a ella quedó enganchada el amor, el cariño y la dulzura. Sentimientos calidos como la luz del sol a los que yo jamás renunciaría porque verla cada día, verla sonreír plasma una sonrisa en mis labios, porque oír su voz es lo único que necesito para seguir respirando, porque moldear su cuerpo entre mis manos es lo único que me devuelve el sueño por las noches.
¡Brindad por las dulces obsesiones! El primer paso para lograr nuestras esperanzas de encontrar un posible amor o simplemente para sonreír un día más.